Bajo
los árboles, bajo los bejucos, sufriendo, llegaron los Itzaes (culebras)
guiados por Zamná (Rocío del Cielo),
quienes emigraron del sudeste.
Zamná
era un sacerdote maestro de su raza. Había inventado el idioma y escritura
jeroglífica; había escrito libros (códices); había enseñado a sus hombres el
culto de los astros y el conocimiento de todas las ciencias, y había dado
nombre a todas las regiones. Él había fundado Izamal y T'Hó que,
misteriosamente había abandonado para ir en pos de nuevas tierras.
Por eso años después llegó a las orillas de un gran pozo de agua, y allí fundó Chichén Itzá (El Pozo de los Itzaes). Zamná amó profundamente esta ciudad, embelleciéndola con amor y constancia…
Leyendas
Prehispánicas Mexicanas
Otilia Meza
…Siglos después, Chichén Itzá no es una ciudad,
es un parque temático devastado por las políticas, las leyes, el capitalismo,
la globalización, la privatización o el turismo de masas…una memoria y un
patrimonio que mueren y que la comunidad no conoce, no utiliza, no disfruta, no
reconoce como suyo, como bien común…
Pero, ¿y si unimos identidades, inteligencias y
memoria colectiva para pensar en cómo puede sobrevivir este bien común, de la
mano del héroe Zamná? O cómo construir esos villanos destructores, esos héroes
y heroínas que van a traer libertad (Háalk’ab) al mundo y a la cultura; o ¿cómo
imaginar-transformar la ciudad de Mérida, esa antigua T’Hó que fundó Zamná y
que luego abandonó, para fundar Izamal? ¿Retomamos esos paralelismos históricos?
De lo urbano a lo rural, pasando por la antigüedad y mirando hacia el futuro…
Tú, ¿te apropiarías de los bienes comunes para conservarlos,
reutilizarlos, transformalos desde el presente y para el futuro? ¿Te quedarías
en Mérida, te irías a Izamal o regresarías al pasado, soñando Chichén Itzá?...
@AdelaVV
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